domingo, 29 de noviembre de 2015

Todo es mente

No sé cuantas veces habré repetido esta sencilla frase a lo largo de mi vida. Seguro que incluso hay personas que me definirían pensando en ella (a mi hermana pequeña la machaqué con esto toda su infancia), pero es cierto que para mí es un principio tan básico como importante y necesario para nuestro día a día, así que hoy intentaré abarcarlo un poquito más en profundidad en el blog.

Nunca he sido partidario de creer en el azar. Todo ocurre por algo. Cada acción genera una reacción y cada acto tiene una consecuencia. Además, siempre he creído que hay una "inteligencia superior" detrás de todo el universo creado, pues allá donde fijo la mirada solo veo perfección (como procesa las imágenes el ojo humano, como cicatrizan las heridas, la composición química de la materia, el ciclo del agua, etc.) y me parece de una ingenuidad total pensar que todo eso ha sido creado "por que sí" o por pura combinación aleatoria de la materia que nos rodea. Todo lo que crea la naturaleza es perfecto, y luego somos nosotros mismos los que hemos sido dotados de libertad total para hacer o deshacer a nuestro antojo y como somos seres inconscientes, hemos hecho una sociedad imperfecta.

Hay un motivo en todo lo que ocurre, por difícil que nos pueda parecer , pero para mí lo más importante es ser consciente que nosotros también fuimos hechos a imagen y semejanza de nuestro creador, y, por ende, también somos capaces de crear, siendo los pequeños dioses de nuestro pequeño universo particular.

¿Cómo iniciamos voluntaria (o involuntariamente) el proceso de creación de algo en nuestras vidas? Todo empieza siempre con un pensamiento. Anhelamos algo, queremos algo, nos gustaría que... A ese pensamiento inicial le suele pasar una de las siguientes 3 posibilidades:
  1. Lo descartamos rápidamente por el motivo X que sea (es imposible, es muy difícil, yo no puedo, no me lo merezco, no tengo lo que necesito, etc.). En este caso cae en el olvido y es descartado por completo de nuestro proceso creativo.
  2. Jugamos un tiempo con él, incluso iniciamos algunas acciones iniciales hacia él, hasta que nos cansamos, nos aburrimos de perseguirlo o nos desanimamos... y lo convertimos en un pensamiento descartable del tipo 1.
  3. Luchamos por él, vamos hacia él y no paramos hasta obtener el resultado deseado. El tiempo que tardemos en conseguirlo no importa, pero todas nuestras acciones van enfocadas a conseguirlo y tenemos el convencimiento de que vamos a conseguirlo.
Evidentemente son este último tipo de pensamientos los que realmente tienen el "poder" de materializarse en algo real en nuestras vidas. Esos 3 niveles son totalmente ficticios y me sirven para simplificar la explicación, pero podría decirse en resumen que cuanto más crees en un pensamiento, más fuerza le estás dando para su realización. Cuantas más dudas, miedos, complejos o vaguedades tengamos más improbable es que seamos capaces de realizarlo.

De ahí viene la famosa frase de "La fe mueve montañas", pues si uno sabe realmente a donde va, dad por seguro que llegará a su destino.


Quizás una explicación más gráfica sea la que me contó un buen día un amigo del alma:

" - Quiero esta llave"
" - ¿Quieres esta llave?"
" - Si"
" - Realmente?"
" - Sí"
" - Entonces ve a buscarla"
(lanza la llave lejos, a una parcela del bosque de al lado, que obliga a bajar a la calle y dar un buen rodeo).
" - Eh! La has tirado muy lejos!! Ahora no la puedo alcanzar!!"
" - Si crees que no la puedes alcanzar es que realmente no la querías"

Este sencillo ejemplo se me quedó grabado en mi mente de tal forma que un día se lo hice realmente a mi hermana con las llaves de casa... jajaja Con los años ella me confesó que había aprendido algo importante aquél día, así que los hermanos mayores no somos tan malos como podría parecer a simple vista...

Con nuestros pensamientos suele pasar lo mismo. Una vez deseamos algo "la vida" suele someternos a prueba (de alguna manera hay que filtrar nuestros deseos reales de nuestros simples caprichos). A veces nos rendimos ante la primera piedra del camino, o el simple hecho de imaginarnos el largo recorrido ya nos hecha para atrás, a veces nos rendimos tras varios años de intensa búsqueda (sin ser conscientes de lo cerca que podríamos estar)... y a veces simplemente lo conseguimos y si hemos tenido fe ciega en ello sin duda ha hecho mucho más corto y eficiente el camino recorrido.

Observando atentamente mi vida puedo poner un buen montón de ejemplos en los que creer ciegamente en que iba a conseguir lo que quería, lo hizo posible, pese a que inicialmente pareciera imposible:
  • Sacarme la carrera de Telecomunicaciones, pese a que siempre fui un estudiante mediocre de los que traían entre 4 y 7 suspensos en la mochila del verano. El día que me di cuenta de que todo dependía de mí hice un "click" y empecé a aprobarlo todo haciendo codos y poniendo toda mi voluntad en ello.
  • Evitar ir a la mili, a pesar de que la anulación del carácter obligatorio de la misma no llegó hasta unos cuantos años después. Nunca creí ser capaz de coger un arma de fuego con mis manos, nunca quise hacerlo y puse toda mi fuerza mental en evitarlo. Me hice objetor, pero ni siquiera me llamaron para serlo.
  • Conocer a la mujer de mi vida, pese a nunca haber conseguido antes aguantar una relación seria con una chica más de 4 meses seguidos. Nunca dudé que tarde o temprano mi alma gemela llegaría, pese a todos los fracasos anteriores.... ¡¡Y encontré a Blanca!
  • Tener hijos pese a que el espermeograma me decía que era prácticamente estéril. El 1er hijo y el 2o nos costaron muchísimo, pero nunca perdimos la esperanza.
  • Conseguir un trabajo en Suiza a los 39 años, pese a que siempre tuve un nivel pésimo de inglés. 3 años antes empecé a pensar seriamente la opción de trabajar en el extranjero y me puse a estudiar todas las noches inglés de 10 a 11 p.m. (cuando mis 3 hijos dormían). Al final todo confluyó para hacer realidad el sueño (gracias también a David!).
Podría seguir con muchísimos ejemplos más. Algunos sobre grandes objetivos y otros mucho más pequeñitos. Nuestro ejemplo más reciente es el de la casa con jardín y el coche para Blanca, pero es un principio que aplico constantemente en el día a día, ante cada problema que plantea mi trabajo o cualquier otra situación.

Siempre se dice aquello de "Ten cuidado con lo que piensas... ¡¡Podría hacerse realidad!!" Y personalmente creo que es absolutamente cierto. Paulo Cohelo lo expresó escribiendo "Si deseas algo con suficiente fuerza, el universo entero conspirará para que tu deseo se haga realidad". Ambas expresiones expresan el poder del "Todo es mente", pues no es solo que tú, con tu convicción y tus acciones consigas materializar tus sueños a base de esfuerzos, hay algo más...

El universo tiene su propia naturaleza y sus propias leyes, y al estar formado por la consciencia de un ser superior (llámese "Dios", "Consciencia universal", "Naturaleza"...) el pensamiento es un medio natural de comulgar con el universo y darle a entender qué es lo que realmente deseamos. En su infinito esfuerzo por satisfacernos, siempre va a estar ahí, escuchando nuestros pensamientos más poderosos, nuestros deseos más fervientes, nuestros actos más insistentes... para ir moviendo los hilos necesarios para concedernos. A veces nos puede desesperar el "tiempo" que tardemos en conseguir algo, pero a veces el propio tiempo es una prueba para demostrar si realmente queríamos esa "llave" o no...

Y puesto que esa "Consciencia Universal" está forjada básicamente en la esencia del sentimiento del amor (es una energía creadora de la que salió el "regalo" del universo, la vida y la consciencia individual), los pensamientos positivos tienen infinitamente más efecto que los negativos. Es como la electricidad: ¿Por qué se propaga bien la electricidad por el agua, o por el metal y no por el plástico o la tierra? Simplemente porque la electricidad, por su propia naturaleza, es afín a ciertos medios que con compatibles con ella, existiendo toda una escala gradual de más a menos de materiales que pueden o no trasmitirla. El poder del pensamiento es lo mismo, su afinidad absoluta es para con el amor puro que abraza la creación universal, todo pensamiento que sea realizado desde el amor, como objetivo positivo para alguien o para uno mismo, coge fuerza con mucha más facilidad que cualquier otro. Podría decirse que el odio o la maldad son el "plomo" del Todo es Mente. Por más que nos pasemos la vida deseando que alguien muera o sufra daño, ese pensamiento por sí solo no va a tener ningún tipo de facilidad en su consecución. No significa que si quieres matar a alguien no puedas coger un arma y matarlo, pero no vas a tener ninguna ayuda "extra" para hacerlo (y luego tendrías que asumir las consecuencias de tus actos).


De ahí la importancia del pensamiento positivo, creer que podemos, creer que hay esperanza, estar convencidos que llegaremos sin duda alguna... Eso es lo que foja la realidad. Siempre he sido una persona optimista, y supongo que ello me ha llevado a crear una realidad positiva en mi vida. Deberíamos vigilar más qué tipo de pensamientos tenemos pues tenemos tendencias nocivas a pensar "vaya mierda de..." o "yo no puedo"... que matan absolutamente cualquier fuerza o ayuda que podríamos recibir si ese pensamiento fuera positivo.

Un excelente ejercicio para nuestro día a día sería intentar transformar pensamientos especialmente negativos en positivos. Por ejemplo, si en el trabajo tu jefe te toca las narices con un "problema urgente que debe ser solucionado para ayer", en lugar de resoplar y pensar que vaya asco de situación o lo mal que se organizan las cosas, verlo como un reto y una posibilidad de demostrarle a todo el mundo lo capaces que somos en la resolución de incidencias críticas. O si tu hijo te desespera porque ha roto algo, saber luego entender que en el fondo son niños y que después de la regañina y de hacerle entender por qué está mal lo que ha hecho, saberle también dar un abrazo después. O no frustrarte porque para conseguir un título tienes que estudiar mucho, o para conseguir un objetivo hay que trabajar largos días. Al igual que el camino de Santiago no se camina en un día, paso a paso y etapa a etapa lograremos disfrutar más del camino y no obsesionarnos tanto con la meta, y al final habremos llegado a ella sin necesidad de sufrir más de la cuenta.

También hay un factor importante a tener en cuenta, y es que una vez deseado algo con el sentimiento y la convicción apropiada, hay que saberlo "mandar" a la "consciencia universal", hay que saber "dejar de pensar en ello" y no obsesionarse demasiado (por dentro puedes tener la tranquilidad de que todo está bien, pero sin que te obsesione ni te quite el sueño) para conseguir liberar ese pensamiento de nuestro dominio exclusivo, y permitir "mandar la carta" y que el "universo trabaje con ella un tiempo". Mi madre solía recordarme siempre la importancia de este punto cuando me veía obsesionado con algo: "Si no lo dejas que el pensamiento salga de ti y se eleve, al universo no le llegará y no tendrá la ocasión de escucharte", me decían sus sabias palabras.


Por todo ello, "Todo es mente" significa mucho más para mí que un "si yo lo quería, ¿Por qué no lo conseguí?". No es solamente querer una cosa, es estar absolutamente convencido que lo conseguirás, no tener dudas, estar movido por un sentimiento noble y en harmonía con el resto de tus deseos, actuar en consecuencia para que todas tus acciones vayan dirigidas a conseguirlo, saber tener paciencia y convicción durante la espera... Si consiguiéramos tener esa fe totalmente ciega y pura, con total fortaleza de una mente consciente y desarrollada (menos tele y más meditación) conseguiríamos mover todas esas montañas.

Esto es solo mi humilde opinión sobre mis creencias. Y aunque me hayan ayudado a mí, no significa nada, pues cada maestrillo tiene su librillo y cada vida se vivirá de forma totalmente distinta. Yo comparto lo que pienso, pero, ¿Y tú? ¿QUÉ PIENSAS?

sábado, 14 de noviembre de 2015

Gratitud

Aprendí muchas lecciones importantes haciendo el Camino de Santiago. Aproveché el único momento en la vida en el que estuve en el paro para darme unos 40 días libres y vivir la experiencia completa desde Roncesvalles hasta Finisterre. Lo mejor de todo fue que al ir sin presión pude disfrutarlo a mi propio ritmo, sin fijarme un número de kilómetros obligatorio en cada etapa como tantos peregrinos hacían. Simplemente avanzaba o me detenía cuando el cuerpo y el alma me lo pedían, y tuve la sensación (increíblemente hermosa, por cierto) de estar haciendo justo aquello que debería estar haciendo durante todos aquellos días.


De hecho, me di cuenta que mi camino tampoco era el más "completo", como creí al principio, pues conocí a diversos peregrinos que venían andando desde la puerta de sus propias casas en Bélgica (más de 3 meses andando) o desde diversas zonas de Francia y España que implicaba doblar o triplicar el número de etapas "completas" del Camino de Santiago oficial.

Conocí historias interesantísimas de múltiples peregrinos y peregrinas:
  • Recuerdo por ejemplo un papá que caminaba con su hijo de 4 años y a pesar de que al pequeño le fue duro al principio al poco tiempo hacían más de 20Km. al día (me encantaba verlos dormir cariñosamente acurrucados al final de la etapa).
  • También una mujer que venía a caballo con sus 2 hijas desde París si no recuerdo mal, pero venían caminando con el caballo desmontado hasta llegar a Santiago, rezando por todos aquellos cuanto le habían pedido tenerlos presentes en el camino y a la vuelta el papá regresaba vino a buscar a las niñas con coche y la mujer se volvió entonces al galope.
  • Conocí también un monje con el vestido típico de túnica, espardeñas y barba de ermitaño que estaba haciendo el camino para profundizar en sí mismo y descubrir si quería realmente dedicarse a ser cura o no (disfruté mucho la comida filosófica con él).
  • Una peregrina había sido violada de joven por su profesor del gimnasio, y vino caminando desde su casa en Bélgica para purgar todo el sentimiento negativo hacia él y ser capaz de perdonarle.
  • ...
Cada peregrino tenía su propia historia, y era una delicia porque empecé el camino totalmente solo y lo terminé con la sensación de haber conocido muchísimas personas interesantes y haber hecho bastantes buenos amigos.

Mi propia historia también fue peculiar, supongo que porque aprendí a dejarme sorprender por las pequeñas maravillas escondidas en el día a día y a caminar contento, cantando y feliz pese al sol radiante que cayó en La Rioja o las lluvias que nos acompañaron en Galicia. Disfrutaba de cada experiencia y de cada momento, y eso hizo que me sintiera radiante por dentro.

Es cierto que en el camino hay muchísima gente, y en agosto puede llegar a ser realmente agobiante, pero también va a trozos y yo empecé mi camino en Junio, en Roncesvalles, y para cuando llegué a Santiago en julio, ya me había convertido en un paciente y feliz peregrino, a quien no le importaban las multitudes porque sabía como encontrar la magia del camino en los rincones o personas más especiales.


La mayoría de días uno se levantaba temprano, se preparaba la mochila y se ponía a caminar (yo a mi ritmo tranquilo) y al cabo de unas horas (normalmente a primera hora de la tarde) se detenía en un albergue, posada o refugio que le llamara la atención para ducharse, relajarse, socializarse con otros peregrinos, cenar y dormir hasta el día siguiente.

Si uno tenía suerte encontraba una cama o litera al llegar al albergue, pero en los lugares más concurridos (a medida que uno se acercaba a Santiago), el número de peregrinos desbordaba el número de camas disponibles y entonces tenías que desplegar tu esterilla en el suelo del albergue y dormir allí con tu saco y tu mochila a modo de cojín. Esto es algo completamente normal y cuando uno decide hacer el camino de Santiago ya lleva preparados su saco y esterilla para estas situaciones.

Pero recuerdo que estando en un albergue cercano a Santiago una pareja llegó a la recepción del mismo preguntando por una cama para dormir. Ya no quedaba ninguna disponible, y la chica debía tener una expectativa muy distinta de la realidad del camino, porque se puso a vociferar como una histérica que aquello era inadmisible, que cómo iban a dormir ellos en el suelo y que vaya mierda de organización, de camino y de todo, y entonces empezó a remeter contra su novio y con la "genial" idea de hacer el camino... Recuerdo nítidamente la sensación que tuve aquél momento, pues me hizo sentir cómo un auténtico peregrino: Había aprendido el sentido de la gratitud. Estaba agradeciendo tanto si me daban una cama como un pedacito de suelo, tanto si tenía que comprar yo la comida en una tienda como si alguien me invitaba a compartir su pan y su arroz, tanto si tenía que lidiar con mis ampollas en el pie como si un buen samaritano se ofrecía a curártelas al final del día. Para mí todo era motivo de gratitud, pues nadie estaba obligado a darte nada, y allí todo el mundo te daba algo: Un rincón para dormir, un plato para comer, una historia interesante para compartir, una mirada, una sonrisa, un "buen camino!"...

Esa lección aprendida la apliqué desde entonces durante el resto de mi vida. Solo puedo agradecer todo aquello que me ocurre: La luz de un nuevo día, estar con mi mujer, los abrazos de mis hijos, gozar de buena salud, sentirse querido, tener un trabajo... incluso los más ínfimos detalles del día a día, porque podrían no estar ahí pero sin embargo los estás disfrutando y a veces no te das cuenta de lo privilegiado que eres por tantas y tantas maravillas como se te han concedido (entre ellas el mero hecho de vivir y poder experimentar).

Con el tiempo aprendí no solo a agradecer, sino también a la importancia el hecho en sí mismo. El estado mental en el que uno agradece de corazón aquello que tiene es altamente positivo, y genera en uno mismo las condiciones idóneas para que le sigan ocurriendo más cosas positivas. Tal y como hablaré en un futuro post, la actitud mental que se tiene hacia el día a día es importantísima (pensamientos positivos suelen generar situaciones positivas y viceversa) y por otra parte el propio universo parece estar escuchando nuestra mente y nuestros pensamientos (tal y como dijo Paulo Cohelo en uno de sus libros: "Desea algo con suficiente fuerza y el universo entero se volcará para concedértelo") y demostrar gratitud por lo que se te ha concedido digamos que lo pone fácil para que el propio universo entienda que debe darte más de eso, porque el feedback que tu le das es que te ha gustado.

Cuando uno vive una aventura tan intensa durante 40 días consecutivos, es capaz de impactar durante el resto de su vida. A mí el camino de Santiago me marcó profundamente y llegué a pensar a escribir un libro con las pequeñas anécdotas que viví allí. Hay tantas historias como caminantes y todas ellas son interesantes. Quizás vuelva a hacerlo algún día de forma distinta: Con Blanca, mi mujer, o mis hijos, o cuando ya esté jubilado y caminando con otro tipo de bastón...

Cuando por fin llegué a Finisterre y caminé hasta la última roca frente al mar, cuando sentí que ya había completado todo el camino y no podía caminar más, fue entonces cuando rompí a llorar, pues comprendí todo cuando me había dado el camino, y sentía gratitud por toda aquella pequeña vida a parte vivida durante aquellos días, quería más pero no había más camino... y sin embargo, en el sabor de mis lágrimas encontré una profunda respuesta: Toda tu vida es un camino, cada día es una etapa, y en cada ella seguirás encontrando multitud de experiencias y personas especiales de la que disfrutar. El camino de Santiago tan solo era un símbolo de un camino mucho mayor.

Desde que tuve esa certeza no puedo dejar de sentir gratitud.

martes, 10 de noviembre de 2015

Raíces fuertes

Reconozco que soy un privilegiado en esta vida, pues he tenido aquello que considero más importante: Una infancia feliz.

Sin duda la base del carácter, tus fortalezas y tus flaquezas se forjan mayormente cuando eres pequeño, y fundamentan una base que se irá desarrollando con mayor detalle a medida que te vas haciendo mayor.

Es cierto que seguramente ya traje algo conmigo, y mi propia personalidad innata pudo protegerme de ciertos estados anímicos, pero sin duda mis padres cumplieron un gran cometido (pese a que nadie es perfecto) y me dieron aquello que más necesitaba: Una sensación constante de estar arropado en cariño, un núcleo familiar que fue sólido (al menos así lo percibí yo) durante toda mi infancia, 2 hermanas geniales que disfruté muchísimo durante mucho tiempo, un entorno en medio de la montaña donde amar y disfrutar de la naturaleza desde pequeñito...

... Y también la introducción al misticismo desde una edad tan temprana que no alcanzo a recordar.

Cuando mis padres se conocieron, ya eran buscadores, mi padre había estado en un seminario, pero enseguida empezó a cuestionar las grandes preguntas del cristianismo (por ejemplo: ¿Por qué a un cura no se le permite amar a una mujer?) y... bueno, para simplificarlo sus dudas y el conocer a mi madre se encargaron de hacerlo saltar de honda. Juntos buscaron en grupos espiritistas, en diversas religiones y culturas, y finalmente en un misticismo profundo que disfrutamos toda la familia durante muchos años. Recuerdo a mi padre haciendo meditaciones en el comedor de nuestro piso por las noches cuando yo era niño, recuerdo amigos Rosacruces y Masones que me hicieron disfrutar de muchísimas comidas cargadas de filosofía y todo tipo de ejercicios místicos a cada cual más estimulante y sorprendente. Una vez incluso vino un grupo de Lamas del Tibet a nuestra casa...

Si a un niño le enseñas a rezar a Jesús desde pequeño, seguramente seguirá haciéndolo toda su vida (o al menos tendrá muchas posibilidades de hacerlo). Si a un niño le enseñas a meditar desde pequeño y a confiar en conceptos como la fuerza del pensamiento o la reencarnación, lo más probable es que de mayor no tenga la más mínima duda de ello... Ese fue mi caso, así salí yo, caído en una marmita enorme de filosofía y conceptos místicos que me hacen sentir como Obelix con la "pócima mágica". ¿Quién necesita beber la pócima si sientes que tienes las venas repletas de ella? ¿Quién duda de un concepto que ha ido creciendo con él desde que tiene recuerdos?

También es cierto que nací buscador, y ya de adolescente me encantaba escribir cartas larguísimas hablando de filosofadas sobre la vida, la muerte, la reencarnación, los beneficios de la meditación... buscaré en mi baúl de los recuerdos a ver si encuentro algún texto de aquellos años que pueda transcribir en este blog para que tengáis una idea más concreta (también sería un placer "hablar" con el Ignasi del pasado). Siempre me ha gustado escuchar y a medida que fui creciendo iba interviniendo más y más en esas "comidas", "cenas" y excursiones con diversos grupos místicos que abrazaron nuestra vida.

Gracias Papá. Gracias Mamá. Ese fue el mejor regalo que me pudisteis dar y que me va a acompañar el resto de mi vida. Ojalá sepa transmitirles a mis propios hijos algo parecido y que ellos también puedan ir regando ese árbol desde bien pequeños, para que crezcan sin miedos y con un buen equilibrio entre cuerpo, mente y alma que les convierta en peregrinos sedientos de ese conocimiento infinito que nos rodea y espera a ser descubierto cada día, en cada rincón.

Luego llegó la universidad, el trabajo, la pareja, los niños... y todo ese tiempo libre y energía que uno tenía cuando era más joven se centró en otros temas que consideré más prioritarios, como la felicidad de mi propia familia, la educación de los peques, el sustento familiar... Aunque siento que esas raíces fuertes siempre siguen ahí, dirigiendo de forma inconsciente el rumbo de mi vida, las decisiones importantes, algunos flashes de inspiración en los que uno "despierta" y recuerda quien es realmente, y en general todos aquellos pequeños momentos que uno realmente disfruta de la vida (que en mi caso se suceden día tras día). Sé que duermo como un bebé por las noches porque tengo claro quien soy, de donde vengo y a dónde voy. Lo trabajé durante mucho tiempo cuando era pequeño y sigue intacto ahora. Por eso me considero enormemente afortunado.

Gracias a todos aquellos (que fueron muchos) los que contribuisteis a alimentar esas fuertes raíces que ahora me sustentan, y que todavía esperan, ávidas después de tanto tiempo latiendo en silencio que llegue su tan esperada primavera. Pues también uno termina descubriendo que mujer e hijos son la mejor inspiración para desarrollar el mejor misticismo, y otra cosa no, pero mi mujer y mis hijos los amo hasta el infinito y son tan especiales que siento que más que por mí se lo debo a ellos, ellos merecen conocer también al mejor y más auténtico Ignasi que pueda desarrollar en esta vida.

Vivo por vosotros y soy feliz con vosotros... ¡¡Hagámoslo juntos!!

sábado, 7 de noviembre de 2015

Respiro, luego soy feliz.

Hay días en los que uno está inevitablemente enfadado, deprimido, de mal humor, maldiciendo el mundo y las malas cosas que ocurren, que nos ocurren, que pasan o que nos pasan. Hay días en los que uno desearía no haberse levantado de la cama, porque las malas experiencias recibidas nos tumban y nos dejan sin a penas fuerzas para volver a levantarnos.

He experimentado algunos de esos días, y en ellos siempre he conseguido aplicar uno de los principios básicos que rigen toda vida: La respiración.

No podría dar mejor consejo en esos casos de estrés, enfado, depresión o mal humor que darse un momento para cerrar los ojos, respirar profundamente, lentamente e intentar tranquilizarse al mismo ritmo que inspiras y expiras, inspiiiiiiirassssss... y expiiiiiiirassssss... Es extremadamente fácil y rápido, a veces basta con 3 respiraciones profundas, otras unas pocas mas. Al abrir los ojos de nuevo, puede que tu estado de ánimo haya cambiado a mejor.

La respiración es una de las bases de nuestras vidas, necesitamos el aire como fundamento básico de nuestra existencia, pero a diferencia del bombeo sanguíneo u otros reflejos fisiológicos involuntarios, la respiración se puede controlar y la podemos usar como elemento de "reseteo" a un estado anímico básico. Yo lo llevo haciendo durante muchos años, y además le he asociado un pensamiento que para mí es suficientemente enérgico y positivo como para devolverme a mi estado natural:

Respiro, luego soy feliz.

Podría estar muerto, podría no existir, podría simplemente no estar aquí, no vivir nada, no ser consiente de nada, no estar, no ser... Pero... ¡¡Estoy vivo!! ¡¡Tengo la posibilidad de experimentar, sufrir, llorar, reír, amar...!!

Vale, hemos tenido una experiencia mala, nefasta horrible... pero eso NO es lo peor que nos podría pasar, porque de toda experiencia, por negativa que nos parezca, podemos aprender algo, vivir algo, emocionarnos, liberarnos, reaccionar... Lo peor que nos podría pasar es NADA. ¿Os imagináis una vida entera en la que no pasara nunca nada? No tendríamos momentos malos, pero tampoco tendríamos momentos buenos. Por ejemplo, ser padre: Los niños te dan una guerra tremenda, y a veces te hacen enrabietar hasta niveles insospechados, pero... ¿Preferirías no haberlos tenido? ¡¡Eso nunca!! Porque en general siempre la vida te da más momentos buenos que malos, o a veces un simple momento justifica una vida entera.

Podría no existir, pero respiro, luego soy feliz.

Los momentos malos pasan, se desvanecen y dan paso a otras experiencias. Cuando tienes arraigado eso a suficiente profundidad (seguramente por el cúmulo de experiencias vividas), puede ayudar traerlo a la conciencia en esos momentos en los que cierras los ojos y respiras para volver a un estado más calmado.

Para mí ese pensamiento es un resorte que evita caer hacia pozos profundos. Me gusta practicar ese ejercicio cuando tengo un mal día en el trabajo o en general, y realmente me ayuda muchísimo a superar cualquier prueba/reto que la vida tenga a bien plantearme. Ciertamente no hablo de momento de duelo profundo por un ser querido o catástrofes colectivas que puedan conllevar procesos más profundos y largos de rehabilitación, pero sí es una pequeña ayuda en el día a día.

La respiración es algo tan elemental, que si consiguiéramos asociarla con el sentimiento de felicidad, nuestra vida conseguiría mejorar enormemente, y bien seguro que dormiríamos mucho más tranquilos.

Es solo un pensamiento personal... quizás alguien lo pueda... respirar...

El lugar más lejano

Cuando apenas había cumplido los 18 años, un gran hombre me preguntó:

- ¿Cuál es el lugar más lejano al que podrías viajar?

Y yo, que llevaba tiempo estudiando este tipo de preguntas contesté:

-Aquí mismo.

Él quería profundizar en el tema, así que siguió preguntando:

- ¿Por qué?

A lo que contesté como mejor supe:

- Porque dentro de mí puedo encontrar el infinito.

El gran hombre sonrió y me dijo que en realidad era más sencillo:

- Aunque fueras al sitio más lejano que puedas imaginar (la China, el otro lado del mundo, la punta más lejana del universo...) el viaje más largo no es de ida, sino el de ida y vuelta. Tener que regresar al punto de partida siempre hace que "aquí mismo" sea el viaje más lejano, vayas donde vayas. Incluso lo dibujó en un papel, para que la imagen quedara explicada más nítidamente en mi joven cabeza.

Hasta donde llega mi memoria, el dibujo era parecido a este esbozo:



Ahora pienso que aquél gran hombre quería decirme mucho más que aquello que creí entender en aquél momento, pues como siempre que hablaba, había mucho más de lo que aparentaba en todo lo que él hacía.

Siento que podría meditar sobre el "aquí mismo" y me perdería en lo insondable, pues en sí mismo el concepto encierra un punto en el espacio que siempre interpreto en el presente, un eterno presente, un eterno aquí y ahora. Hemos sido concebidos en las dimensiones del espacio-tiempo, de forma que conceptos como el infinito nos son realmente imposibles de asimilar. Podemos intuirlo, imaginarlo e incluso intentar limitarlo y darle forma (¿Un circulo muy muy grande?), pero difícilmente podremos asimilarlo en plenitud sin trascender la consciencia del espacio-tiempo.

También de joven leí un pequeño gran libro de Paulo Cohelo, titulado "El alquimista". En él un pastor de ovejas inició un gran viaje en busca de un gran tesoro, que finalmente le llevó al punto de partida, para mí es otra forma excelente de explicar el "aquí mismo", de cómo puedes darte cuenta de que aquello que siempre has anhelado más, se encuentra realmente aquí mismo, pero simplemente no eres consciente de ello, y a veces el viaje y las pruebas del camino es lo que uno necesita para darse cuenta de realidades que antes uno no era capaz de percibir. Es el aprendizaje, el peregrinaje, vivir la vida lo que nos curte y nos enseña. Quizás la vida no se más que eso, un medio en el que podemos expandir nuestra consciencia y aprender todo aquello que necesitamos para ser conscientes de todo lo que sucede aquí mismo, ahora mismo. Quizás no seamos mejores cuando morimos que cuando nacemos, quizás tan solo hayamos conseguido ser un poco más conscientes por el camino que hemos recorrido.

Pensándolo detenidamente es abrumador, tantos átomos, partículas, personas, animales, vegetales, "cosas", consciencias, energías, elementos, planetas, estrellas... que forman el universo... no somos conscientes ni de una infinitésima parte de todo ello, pero si fuéramos capaces de hacerlo, podríamos entender toda la creación...

Lo que me lleva a aquella famosa frase inscrita en el santuario de Apolo, el templo de Delphos: "Conócete a ti mismo y conocerás al universo y a los Dioses", que viene a decirnos lo mismo que también predica el Kibalion: "Como es arriba es abajo": Si llegáramos a comprender todo que hay dentro de nosotros mismos (cuerpo, mente, alma, planos de consciencia, conexiones...) podríamos llegar a comprender la esencia de todo el universo, pues todo está hecho a imagen y semejanza, y todo está compuesto por la misma esencia...

Este blog inicia hoy su andadura, sin otro objetivo que el de expresar aquella parte de mí que siento tan importante, lleva años reprimida, latiendo en un rincón de mi ser, impregnando en silencio el sentido de todo cuando hago y dirigiendo discretamente cada decisión que tomo... algunos lo llamarían filósofo, otros místico, otros buscador... habría muchas formas de expresarlo, aunque lo único que pretendo es ser yo mismo. Dar lo que tengo, expresar algunos de mis pensamientos más profundos o compartir los que otros en su día me dieron.

Durante mucho tiempo llevo escondiendo este tipo de pensamientos. La sociedad actual nos pretende como "seres normales". Tienes que pensar normal, hablar normal, actuar normal y si eres freak se supone que también entra dentro de una aceptada normalidad. Pero muchas veces está mal visto o se te toma por "loco" si dices que crees en la reencarnación, que te gusta meditar, que puedes sentir ciertas energías o que has tenido ciertas experiencias que no son tan aceptadamente "normales". Durante mucho tiempo me preocupó que mis jefes, compañeros de trabajo, amigos, familiares me vieran como una persona extraña, loca o paranoica. Pero hoy se que puedo ser perfectamente eficiente en mi trabajo, perfectamente cordial con todo el mundo, perfectamente papá, marido, familiar, amigo... y también ser yo mismo, con mis pensamientos particulares, mis creencias, mis vivencias y mi forma de ver el mundo... Así que este blog va a expresar esa parte de mí que ya no puede esperar más en salir y crecer como se merece. Al fin y al cabo cada persona es especial a su manera, y deberíamos potenciar aquello que nos hace especiales, en contra de intentar ser siempre tan perfectamente normales.

No pretendo tener la verdad de nada, pues esta es un prisma de múltiples caras y yo tan solo puedo narrar lo que pienso, veo y siento desde mi limitada consciencia. La riqueza del pensamiento se obtiene intentando asimilar (o al menos respetar) las múltiples caras/opiniones de cada concepto. No pretendo convencer a nadie, ni imponer ninguna filosofía o idea concreta. Enfoco este blog como un diálogo conmigo mismo, que me enriquece y me potencia al regarse en las fuentes de mis esencias. Quizás con suerte, haya alguien que le resulte interesante, y quizás también consiga "encender alguna mecha", como aquél gran hombre hizo conmigo.

Como siempre, debo agradecer especialmente a Blanca, mi mujer, que me diera la idea y me inspirara a escribir este blog. Una vez más ella me da alas y me inspira para dar lo mejor de mí mismo. Te amo con el alma por ser quien eres, y también por quien soy yo cuando estoy contigo.

Hoy inicio un gran viaje, podría decir que hacia el infinito, hacia ningún lugar o hacía mí mismo, ojalá sea también un punto de encuentro y de conexión contigo, aunque en el fondo sé que tan solo voy a seguir aquí mismo.

;-)